jueves, 12 de junio de 2008

Grandes Ciudades


BERLIN, ciudad que sorprende.


Berlín es la capital de la República Federal de Alemania. Es una moderna y bella ciudad con hermosas avenidas, multitud de parques, monumentos arquitectónicos, museos y edificios donde lo más antiguo se acopla a la perfección con lo más moderno. Berlín sorprende desde el primer momento. Aunque cuenta con tres aeropuertos, recomiendo encarecidamente en que está casi dentro de la ciudad: Tegel.

El aeropuerto de Tegel es extremadamente fácil para orientarse. Es pequeño, muy moderno y tiene la forma de hexágono. Al bajar del avión, un simple pasillo te deja enfrente de la cinta para recoger el equipaje. Antes de salir del aeropuerto hay que buscar la oficina de los transportes públicos y comprar una tarjeta para los días que uno piensa estar en la ciudad. Acuérdate de pedir un plano detallado. Si necesitas tarjeta para los teléfonos públicos, también las puedes encontrar dentro del aeropuerto (sale mucho más barato que llamar por el teléfono móvil). Una vez cumplidos con estos requisitos .... ¡ya puedes salir y coger el bus 119 que te dejará, en menos de 30 minutos, al centro de la ciudad!!.

Berlín es muy grande. Aunque es una ciudad enorme, te mueves por ella con toda comodidad. Tiene varios centros. No obstante, el Zoo es el lugar ideal para empezar y terminar un recorrido ya que todas las líneas convergen allí.

Los transportes públicos son una maravilla. Como se puede confiar plenemente en ellos, la gente deja su coche en casa. El metro es rápido y éficaz. Los autobuses, como no hay demasiados coches particulares, pueden ir más rápidos que en otras ciudades. El tranvía es otra opción para disfrutar de sus calles y avenidas. Aparte, hay una especie de metro (U-Bahn) que pasa unos metros elevado de las calles que, a mi modo de ver, es el transporte ideal.

Hay 2 autobuses que pueden llamarse "turísticos" y sirve el billete que hemos comprado: son las líneas 100 y 200. Pasan por delante del Portal de los Elefantes del jardín Zoológico, que con 15.000 animales es uno de los más ricos de Europa por su cantidad de especies. Las 2 rutas se bifurcan a continuación y no se juntan de nuevo hasta la Puerta de Brandemburgo. La 100 prosigue por la zona norte del parque Tiergarten y la 200 lo hace por el sur. Ambos buses van pasando por los lugares más emblemáticos de la ciudad. Como disponemos del pase de transporte, podemos bajar y subir cada vez que queramos admirar algo con más detalle. Una recomendación: valida siempre el billete al entrar en cualquier transporte público. Los alemanes son muy severos con los pasajeros que intentan colarse. Piensa que los revisores no llevan ningún uniforme que les acredite. Se puede decir que van disfrazados. Igual te pide el billete un muchacho mal vestido y con coleta como una respetable señora con carro de la compra incluido. ¡Vigila para no pasar un mal rato!

La mayoría de los lugares de interés que podríamos clasificar como "imprescindibles" se hallan en el districto de Mitte.

La Puerta de Brandemburgo. Situada en lo que antaño era la linea divisoria de la ciudad, fué construida en el año 1791 por el arquitecto Langhans, y está inspirada en los propileos atenienses. La estátua de la Cuádriga, una carroza con cuatro caballos conducida por la Victoria, situada sobre la puerta, fué robada por Napoleón cuando conquistó la ciudad en 1806, permaneciendo en Francia hasta el año de su derrota en 1814. Años después fué el lugar preferido por los nazis para celebrar sus desfiles.
Durante la segunda guerra mundial sufrió graves desperfectos. La cuádriga actual es una réplica del original del siglo XVIII. El artista que la llevo a cabo fué Shadow, en 1958. Este conjunto arquitectónico siempre ha sido el símbolo de Berlín.




Cerca de donde nos encontramos, al sur de Pariser Platz, podemos visitar el Monumento a los judios europeos asesinados. Es un recinto al aire libre formado por 2.711 bloques de cemento. El lugar en que se encuentra no es ningún emplazamiento histórico. Hubo cierta controversia cuando se construyó ya que, según muchas opiniones, debería rendir homenaje a todas las víctimas del nazismo y no sólo a los judios. Aparte estos diferentes puntos de vista, es un monumento que sobrecoge por su significado y por la austeridad de su construcción.

En el extremo este de la Puerta de Brandemburgo empieza la famosa calle Unter den Linden (bajo los tilos). Es un paseo precioso de 1,5 km. de largo. Durante el Tercer Reich, Hitler ordenó talar los enormes tilos de esta avenida porqué la sombra que proyectaban en la parte central quitaba vista a sus desfiles. Terminada la guerra, se pensó enseguida en devolver a este paseo los queridos tilos de antaño, algunos de ellos fueron ofrecidos por paises vecinos. El resultado es espectacular:Un hermoso paseo que se ha convertido en el más famoso de la ciudad y donde podemos encontrar la Universidad de Humboldt, con dos estátuas de los Humboldt, entre las cuales los libreros disponen sus mesas con libros (siempre que el tiempo lo permite). Al otro lado de la calle, en Bebeltplatz, podemos ver el lugar donde los nazis organizaron la quema de libros. Se representa por un magnífico monumento de Micha Ullmann. Un poco más abajo está La Opera. Todos los restaurantes y cafés que hay en esta zona son muy selectos.


Continuamos nuestro paseo y enseguida divisamos la cúpula de la Catedral.

La Berliner Dom es una obra de arte construída a finales del siglo XIX en estilo renacentista italiano, fue destruida durante la segunda guerra mundial. En 1973 se iniciaron los trabajos de reconstrucción que finalmente han culminado con la total remodelación de su interior. Hay multitud de estátuas de eminentes personajes protestantes alemanes. El altar es una maravilla. Para poderlo admirar con todo detalle, vale la pena subir al coro. En el interior de la Catedral se celebran conciertos muy a menudo. Si teneis la suerte de escuchar un concierto de órgano, os dareis cuenta de la acústica tan especial que posée
Hay que fijarse en su cúpula: es como un trozo de cielo encima del hermoso altar. Se puede admirar con todo su esplendor cuando hace sol en el exterior. Visita obligada es su impresionante cripta que contiene alrededor de 90 sarcófagos de la dinastía de los Hohenzollem, entre ellos varios reyes.





Un poco más abajo de la estación se encuentra la parte más exclusiva de Mitte. Es el distrito nocturno con multitud de bares, galerías y muchos bohemios de saneada economía. Históricamente, fue el centro de la comunidad judía de Berlín. Allí se encuentra la Nueva Sinagoga, con su resplandecienta cúpula dorada de estilo árabe. Fué construida durante los años 1857-1866. Fué atacada en 1938 y bombardeada en 1945. La fachada quedó intacta, pero la cúpula se volvió a construir, esta vez cubriéndola de una fina capa de oro. En su interior hay una exposición sobre la vida judía y, protegido por una mampara de cristal, restos del antiguo santuario. La entrada cuesta 4€.


En Grobe Hamburger Strabe se puede ver un monumento dedicado a los miles de judios berlineses que fueron deportados. Detrás de este monumento, en el lugar donde estaba el cementerio judio más antiguo de Berlín, se encuentra un hermoso y extenso parque.

Al final de Oranienburger Strabe, en la esquina de Rosenthaler Strabe, se encuentran los Hackesche Höfe: son 9 patios comunicados con las casas que ocupaban los judios antes de las deportaciones. Los edificios se han restaurado y se ha convertido en un lugar exclusivo donde se pueden encontrar tiendas sofisticadas y restaurantes muy buenos.


Casi al lado, en un callejón junto a un cine, hubo un taller para ciegos durante la segunda guerra mundial. Su propietario, Otto Weltz, se las arregló para llenarlo de judios "ciegos" y así ayudó a muchos de ellos a huir de la barbarie del Tercer Reich. Este taller está convertido en Casa-Museo.



La calle Sophienstrabe es un lugar que tampoco debe perderse. Data del siglo XVIII y fue restaurada en 1987 con motivo del 750 aniversario de la ciudad. Los edificios de antaño, antiguos comercios, poséen placas de metal, colgadas en su exterior, con grabados indicando la profesión y nombre de sus dueños. La fachada de ladrillos del Handwerker Verein, en el nº 18, es preciosa y alberga la excelente galería de arte Asian Art Now y una antigua sala de baile judia.



Cerca de Alexanderplatz se encuentra La Fernsehturm (La Torre de la Televisión). Fué construida por ingenieros suizos a finales de los años 60. Tiene 365 m. de altura y es como una gran bola atravesada por una larga aguja. Cuando el sol refleja sobre la bola, toma la forma de una cruz. Los berlineses la llaman "la revancha del Papa". Esta torre es visible desde cualquier lugar de la ciudad. Un ascensor rapidísimo te sube hasta la bola. La sensación una vez estás en la cumbre es la misma que sientes en lo alto de la Torre Eiffel. Hasta la plataforma para ver la magnífica vista y hacer fotos es parecida.



Andando un poco llegamos a la parte medieval de Berlín. Es una zona preciosa donde vale la pena pasear y admirar detenidamente los edificios y las pequeñas plazoletas. La Marienkirche (Iglesia de Santa María) se empezó a construir en 1270 y es uno de los pocos edificios medievales que aún quedán en Berlín. Hay que visitarla.


La parte más antigua de Berlín se encuentra alrededor de Nikolaikirche (Iglesia de San Nicolás), construida en 1220. Dentro de esta iglesia hay un pequeño museo. Este barrio del siglo XVIII fue seriamente dañado durante la guerra. La recostrucción fué juntar unos pocos edificios intactos por lo cual es un falso conjunto histórico. No obstante, estas casas antiguas, con cuatro escaleras, buhardilla y trampilla para el carbón, son encantadoras. Aquí se respira el ambiente de los primeros habitantes de esta ciudad.



El Parlamento (Reichstag) es otra de las maravillas que conforman el Berlín actual. Fué diseñado por un arquitecto de Francfort, Paul Wallot, en estilo renacentista italiano. En 1933 sufrió un incendio. Después, todas las desgracias de la segunda guerra mundial.

En la actualidad, ofrece un aspecto impresionante. El Reichstag, llamado también "La Cúpula de la Democracia" por su espléndida cúpula, es uno de los lugares más visitados de Berlín. Construida bajo las órdenes de Sir Norman Foster, su planteamiento arquitectónico ha sido ideado como un "diálogo entre lo antiguo y lo nuevo". Lo más impresionante de todo el edificio es su parte central. Foster insistió que, a diferencia de la cúpula original de la esctructura (dañada considerablemente durante la guerra), la nueva sería un espacio público, abierto a todos los visitantes.


Subir, a pie o con elevador, hasta la cima del Reichstag constituye una de las experiencias más extraordinarias del "nuevo Berlín". Es gratuito. El único problema es que se hacen largas colas. Se aconseja ir pronto.
La cúpula es de cristal, con un "embudo" en el centro forrado de espejos. Un ascensor te lleva hasta la cúspide en cuestión de segundos. Las vistas desde lo alto son espectaculares y se puede ver Berlín al completo. Hay unas rampas circulares que suben y otras que bajan. Al ser éstas perpendiculares, nunca te encuentras con nadie que vaya en diferente dirección.

Por la noche, la parte superior va cambiando de color. Se aconseja un paseo al anochecer para poder admirarla con todo su esplendor


Otra maravilla de Berlín: Entre Kemper Platz y Postdamer Platz se encuentra el Centro Sony. Es un enorme complejo de tiendas, restaurentes , cines, un hotel de lujo y una sala IMAX. Es una enorme construcción en forma de círculo, cubierta por una estructura dinámica y sostenida por rayos y cables. Dicha estructura permite la entrada de luz natural.

Durante el día es una maravilla pero su máximo esplendor lo muestra durante la noche (últimamente parece que los domingos por la noche no está iluminada). La cubierta va cambiando de color y te sumerge en una vorágine de luces y rayos. Da la impresión de que te encuentras dentro de una estación espacial en algun lugar de la galaxia. Ocupa el lugar del antiguo Hotel de Lujo Esplanade. Postdamer Platz, que después de la guerra quedó arrasada, ahora está llena de altísimos rascacielos de las más importantes multinacionales. Es impresionante de noche, cuando todos los edificios están iluminados.


En los alrededores del Zoo se encuentra uno de los lugares de más interés turístico de Berlín y uno de los más impactantes de noche: La Kaiser-Wilheim-Gedächtniskirche. Esta iglesia fué construida en honor del Kaiser Guillermo entre 1891-1895 por el arquitecto Schwechten, en estilo románico. Durante los bombardeos aliados de 1943, la mayor parte de su estructura fué destruida. Sólo quedó en pié la torre. Hoy en día la iglesia sirve de recuerdo de los daños que puede ocasionar una guerra. La parte moderna de la iglesia, construida después de la segunda guerra mundial, es obra del arquitecto Eiermann. Por la noche, sus magníficas vidrieras azules adquieren un brillo impresionante.



Cerca del Zoo se encuestra uno de los teatros más emblemáticos de la ciudad: Theater des Westens. Ubicado en la antigua Städische Oper Berlin, hoy en día está completamente renovado, pero conservando sus riquezas de antaño. Se representan los mejores musicales del momento. El interior es precioso, ya que en su día fué La Opera de Berlín, y su "hall" está lleno de espejos y lámparas antiguas. Es, sin duda alguna, el mejor teatro de la ciudad.


Sin movernos de la zona, ahora podemos visitar Das Kaufhaus des Westens (grandes almacenes del oeste). Son los mayores almacenes de la Europa continental. Fueron fundados en 1907 por Adolf Jandorf, luego pasó en manos de Herman Tietz y fueron expropiados a los judios por los nazis. Son los únicos grandes y famosos almacenes que han sobrevivido intactos a la guerra. Fueron reconstruidos en 1950 y modernizados en los noventa. A resaltar el departamento de alimentación de la sexta planta. Dentro de este almacén hay muchos lugares para comer y beber.


Cerca de aquí empieza la zona de Charlottenburg. Antes de la caída del muro, este era el Berlín de los turistas. Se alojaban en hoteles alrededor de la famosa calle de Kurfürstendamm. En esta calle se encuentran todas las firmas de moda más selectas y pasear por ella es una maravilla. El trozo que va desde el Zoo hasta la Plaza Adenauer está lleno de pequeños hoteles y restaurantes. Desde aquí se puede tomar el bus 119 (el mismo que va al aeropuerto) para visitar el edificio que dió vida a este barrio: el palacio de verano de la reina Sofía Carlota, Schlob Charlottenburg.



Es como una réplica berlinesa al Palacio de Versalles y te transporta sin darte cuenta al siglo XVIII. El parque que lo rodea es una maravilla. Hay que tomarse tiempo para poder pasear sin prisas. No vale la pena visitar el museo del palacio.


Mención aparte merece La Isla de los Museos. Es un enclave de la ciudad que no debe perderse. Es uno de los conjuntos monumentales más significativos de Berlín y está declarado Patrimonio de la Humanidad. El más visitado quizá sea el Museo de Pérgamo. La entrada cuesta 8€ y van incluídos los auriculares con una traducción perfecta en español. Es como si lo visitaras con un guía particular. En los auriculares hay un botón que pone "visita reducida". Es ideal si no se dispone de mucho tiempo para hacer la visita. Así y todo, 2 horas no te las quita nadie. Se pueden admirar las Columnas de Babilonia, mosaicos perfectos de Magnesia, el mercado de Augusto, la puerta del mercado de Mileto, etc.

En su interior se ha reconstruido el altar de Pérgamo, con su friso de la Gigantomaquia, sus escalinatas y su columnata. Es tan impresionante que se percibe la sensación de estar en la auténtica población griega (en la actualidad, Turquía). Este gran altar helenístico, tallado con figuras de dioses, data del 180-160 a.C., y está construido con marmol blanco.

La Puerta de Ishtar, impresionante con baldosas de azúl brillante y ocre, data del reinado del rey Nabucodonosor. Acompañan a todas estas construcciones las antigüedades procedentes de Pérgamo, Magnesia y Priene.
El Museo Antiguo está dedicado a la escultura y artes decorativas griegas y romanas. Se formó sobre un lote inicial adquirido por Federico el Grande al Cardenal Polignac.

El Museo de Tell-Halaf guarda, básicamente, los hallazgos de las excavaciones practicadas enTell-Halaf por el Baron Max von Oppenheim y esculturas sirias.

Apartado de la Isla de los Museo, en Kreuzberg, se halla el Museo alemán de Tecnología. Fué inaugurado en 1983 y se ubicó en un antiguo almacén de mercancías. Posée una colección impresionante de locomotoras desde 1835 hasta la actualidad. Detrás del edificio principal hay una sección al aire libre con dos molinos y una herrería funcionando. Podrías estar todo el día y no llegarías a ver ni una cuarta parte de lo más interesante que contiene. Puedes ver desde el primer avión que cruzó los andes hasta el interior de una cápsula espacial.



Al salir del Museo de la Tecnología, se puede continuar hasta la estación de Ostbahnof, en Mühlenstrabe, a orillas del rio Spree. Allí se encuentra una larga extensión de lo que fué el Muro de Berlín. También se puede llegar con el S-Bahn. Es como un inmenso lienzo para graffitis. Está dividido en 28 segmentos y cada uno de ellos representa un año: desde 1961 hasta 1989. Está cubierto por obras políticas de varios artistas internacionales y ha sido aclamada como la mayor galería de arte al aire libre del mundo. Antes de llegar a lo que es el antiguo Muro, hay un pueste de ladrillo muy antiguo que atraviesa el ríso Spree. Es precioso, pero muy dificil encontrar un encuadre perfecto para tomar una buena foto.



La zona de Schöneberg (hermosa colina), entre Kreuzberg y Charlottenburg, es una zona diferente de la ciudad, en su mayor parte construida a finales del siglo XIX. Es inconfundible por las lineas del S-Bahn. El S-Bahn lleva más de 120 años serpenteando a lo largo y ancho de Berlín sobre 731 viaductos. La frecuencia de paso es muy alta y se puede hacer un recorrido turístico impresionante.

Schöneberg Insel fué la última zona que se resistió a la invasión nazi. En el extremo nordeste de la isla hay un gran cementerio donde reposan los restos de los hermanos Grimm. Para los cinéfilos: recordar el momento en que Liza Minnelli, en la película Cabaret, grita justo en el momento en que pasa el U-Bahn por encima de su cabeza (foto superior pero sin Liza Minnelli).


No se puede dejar Berlín sin visitar uno de los parques urbanos más hermosos de Europa: El Tiergarten. En la antigüedad era una reserva de caza para la realeza. Se abrió al público como parque al mismo tiempo que la Puerta de Brandemburgo. Cuando hace buen tiempo, es el lugar escogido para miles de berlineses para pasar un día o unas horas agradables. Se puede patinar, ir en bicicleta, hacer caminatas, bañarse, tomar el sol... ¡Se puede hacer casi lo mismo que si estuvieras en plena montaña! Dentro del parque puede visitarse la Haus der Kulturen der Welt (Casa de Cultura). Es una impresionante obra de arquitectura moderna cuya piscina reflectante contiene una estátua de Henry Moore. Fué un regalo de América y los berlineses. Le llaman, entre otras cosas, "la ostra" por su peculiar forma. En su interior pueden visitarse varias exposiciones de cultura de todo el mundo. También actuan grupos de música de todas las etnias.

Desde aquí salen unas embarcaciones que navegan a lo largo del río Spree. Sentados comodamente se pueden contemplar casi todos los edificios más importantes de Berlín: la Cancillería, el Parlamento, la Catedral, la Isla de los Museo, todo el barrio antiguo, etc. Es una forma muy agradable de recorrer Berlín: desde el río.

Hay recorridos de 2 horas, de 1 hora y media y de 1 hora. Si no se dispone de mucho tiempo, con el de 1 hora es suficiente para captar, desde el rio, toda la belleza de esta gran ciudad.



Aquí termino lo que para mí es lo más imprescindible de Berlín. No obstante, esta ciudad tiene multitud de sitios interesantes para visitar. Haría falta muchos días para conocer más a fondo estos lugares. En otra ocasión, intentaré visitar más cosas. Si estas pocas páginas os sirven para empezar a planear vuestra visita, ya me siento satisfecha. Y si leyéndolo os animais para verlo "en directo"....


¡¡ Que tengais un felíz viaje!!!


Magda